FOTOGRAFIA SOCIAL
ANGEL M. BENITEZ LIMON
La fotografía de bodas es una de las actividades fotográficas que más reponsabilidad implican para el fotógrafo. Incluso cuando no se trata de fotografiar primeras nupcias, supone una de las celebraciones más importantes en la vida de una persona. Por ellos, hay que conocerse muy bien como fotógrafo seguro, para saber si estamos preparados para afrontar el reto.
No es contumbre enseñar a los amigos el libro de familia. En cambio, todos enseñan el álbum de boda, sobre todo si la celebración ha sido reciente en el tiempo. Esto nos da un indicio de la importancia que se le suele dar a estas imágenes.
En realidad, al margen de la respondabilidad que asume el fotógrafo al aceptar un encargo de esta índole, la técnica a utilizar no es en sí excesivamente complicada. No hay que olvidar que una boda es una ceremonia organizada que sigue un orden establecido. La ventaja que esto implica para el fotógrafo es que, una vez que se conoce ese orden, el desarrollo del trabajo es siempre el mismo, con ligeras excepciones. Dentro de ese orden, hay determinados momentos clave que deben ser recogidos sin riesgo alguno de fallar, pues en ellos se refleja todo el sentido y el significado del enlace.
Una boda, básicamente, se divide en dos bloques perfectamente diferenciados: la ceremonia y el banquete. Además, pueden añadirse otros bloques de imágenes menos habituales pero con gran encanto. Nos referimos, por ejemplo, a la preparación de la novia en su casa, a los nervios del novio en su espera, las lárimas inevitables de las madres, etcétera.
PASO A PASO
PREPARATIVOS
Es importante destacar la comunicación que debe haber entre los novios y el fotógrafo. De ahí, la importancia de los contactos previos a la ceremonia. Hay que saber qué tipo de fotos quieren que se les haga, cuántas, qué detalles quieren que queden reflejados, etcétera. En esto, como en todo, los clientes "aunque sean amigos" mandan.
Igualmente es conveniente intentar visitar el lugar donde se va a desarrollar la ceremonia (sin duda el momento más importante de toda la celebración). Esto es fundamental para saber desde dónde se pueden tomar las mejores imágenes, los mejores ángulos, el tipo de iluminación existente "natural o artificial" y, dependiendo de ello, planificar el trabajo.
LA CEREMONIA
Estamos, sin duda ante el "plato fuerte" de la fiesta. Si se ha sido cuidadoso y se ha trabajado con actitud profesional, este momento no tiene por qué plantear mayores problemas, pues aunque se trate de la parte más importante, también es verdad que es la más rígida en su desarrollo. Totalmente protocolaria.
Un buen comienzo puede ser captar la espera del novio en la puerta de la iglesia. Después, la entrada de la novia en el recinto es foto casi obligada. Tras esto, los acontecimientos se suceden de un modo siempre previsto. La entrega de las arras, el beso y, como colofón, la firma en el libro de registro. Todas ellas son escenas que invariablemente deben ser captadas por el fotógrafo.
DESPUES DE LA CEREMONIA
El orden lógico indica que, tras la celebración de la misa, debe fotografiarse la salida de los novios del recinto, mientras suenan los acordes de la marcha nupcial.
Tras ello, comienza la parte más espontánea de la celebración. El lanzmiento de arroz "siempre atropellado, a no ser que el fotógrafo se busque un ayudante que lo lance convenientemente", el jaleo de los amigos ya fuera del recinto y demás. De ser posible, y siempre una vez terminada completamente la ceremonia, conviene volver al interior y reunir a los contrayentes con los padrinos, padres de ambos, amigos más cercanos, etcétera para realizar algunas tomas frente al altar o en lugares significativos (jardines, capillas o, cada vez en más casos, la puerta del juzgado o ayuntamiento.)
EL BANQUETE
Bueno, si hemos llegado hasta aquí con éxito, lo que queda por venir es sencillo. El ambiente es ahora más relajado, más espontáneo. Estamos en la fiesta.
En esta parte hay algunas tomas obligadas: la mesa presidencial, la tarta, los novios cortandola... Pero, si puede (y su imaginación se lo permite) sálgase un poco de lo habitual. Fotografíe también los pequeños detalles, como los muñecos que se colocan sabre la tarta y demás. Suelen ser elementos muy significativos de gran valos sentimental para los novios.
EL FIN DE FIESTA
Desparrame total. Si ha conseguido contenerse de aceptar las continuas invitaciones a tomar alguna copa, y aun conserva serenidad como para mantener la cámara y enfocar sin peligro, puede disponer de numerosas ocasiones para captar imágenes divertidas y espontáneas.
Ejemplos: el sorteo de la liga de la novia, la subasta de la corbata del novio, los suegros respectivos que, irremediablemente, se sentirán veinte años más jóvenes y comenzarán a bailar de modo desenfrenado, y cosas así.
ULTIMOS CONSEJOS
Parece claro que fotografíar una boda no es sencillo, pero tampoco es una empresa imposible. Si lo va a hacer, tómeselo en serio. Prepárese, infórmese, lea libros, asista a bodas, actúe como un profesional. Si no se siente capacitado o no está muy seguro de poder hacerlo, recuerde que no es momento para experimentar, y delegue la labor en un auténtico profesional.
Felicidades... y que vivan los novios.
FUENTE: FOTO
FOTOS: STUDIOS LERA
Aquí encontrarás nuevos cursos.
ANGEL M. BENITEZ LIMON
La fotografía de bodas es una de las actividades fotográficas que más reponsabilidad implican para el fotógrafo. Incluso cuando no se trata de fotografiar primeras nupcias, supone una de las celebraciones más importantes en la vida de una persona. Por ellos, hay que conocerse muy bien como fotógrafo seguro, para saber si estamos preparados para afrontar el reto.
No es contumbre enseñar a los amigos el libro de familia. En cambio, todos enseñan el álbum de boda, sobre todo si la celebración ha sido reciente en el tiempo. Esto nos da un indicio de la importancia que se le suele dar a estas imágenes.
En realidad, al margen de la respondabilidad que asume el fotógrafo al aceptar un encargo de esta índole, la técnica a utilizar no es en sí excesivamente complicada. No hay que olvidar que una boda es una ceremonia organizada que sigue un orden establecido. La ventaja que esto implica para el fotógrafo es que, una vez que se conoce ese orden, el desarrollo del trabajo es siempre el mismo, con ligeras excepciones. Dentro de ese orden, hay determinados momentos clave que deben ser recogidos sin riesgo alguno de fallar, pues en ellos se refleja todo el sentido y el significado del enlace.
Una boda, básicamente, se divide en dos bloques perfectamente diferenciados: la ceremonia y el banquete. Además, pueden añadirse otros bloques de imágenes menos habituales pero con gran encanto. Nos referimos, por ejemplo, a la preparación de la novia en su casa, a los nervios del novio en su espera, las lárimas inevitables de las madres, etcétera.
PREPARATIVOS
Es importante destacar la comunicación que debe haber entre los novios y el fotógrafo. De ahí, la importancia de los contactos previos a la ceremonia. Hay que saber qué tipo de fotos quieren que se les haga, cuántas, qué detalles quieren que queden reflejados, etcétera. En esto, como en todo, los clientes "aunque sean amigos" mandan.
Igualmente es conveniente intentar visitar el lugar donde se va a desarrollar la ceremonia (sin duda el momento más importante de toda la celebración). Esto es fundamental para saber desde dónde se pueden tomar las mejores imágenes, los mejores ángulos, el tipo de iluminación existente "natural o artificial" y, dependiendo de ello, planificar el trabajo.
LA CEREMONIA
Estamos, sin duda ante el "plato fuerte" de la fiesta. Si se ha sido cuidadoso y se ha trabajado con actitud profesional, este momento no tiene por qué plantear mayores problemas, pues aunque se trate de la parte más importante, también es verdad que es la más rígida en su desarrollo. Totalmente protocolaria.
Un buen comienzo puede ser captar la espera del novio en la puerta de la iglesia. Después, la entrada de la novia en el recinto es foto casi obligada. Tras esto, los acontecimientos se suceden de un modo siempre previsto. La entrega de las arras, el beso y, como colofón, la firma en el libro de registro. Todas ellas son escenas que invariablemente deben ser captadas por el fotógrafo.
DESPUES DE LA CEREMONIA
El orden lógico indica que, tras la celebración de la misa, debe fotografiarse la salida de los novios del recinto, mientras suenan los acordes de la marcha nupcial.
Tras ello, comienza la parte más espontánea de la celebración. El lanzmiento de arroz "siempre atropellado, a no ser que el fotógrafo se busque un ayudante que lo lance convenientemente", el jaleo de los amigos ya fuera del recinto y demás. De ser posible, y siempre una vez terminada completamente la ceremonia, conviene volver al interior y reunir a los contrayentes con los padrinos, padres de ambos, amigos más cercanos, etcétera para realizar algunas tomas frente al altar o en lugares significativos (jardines, capillas o, cada vez en más casos, la puerta del juzgado o ayuntamiento.)
EL BANQUETE
Bueno, si hemos llegado hasta aquí con éxito, lo que queda por venir es sencillo. El ambiente es ahora más relajado, más espontáneo. Estamos en la fiesta.
En esta parte hay algunas tomas obligadas: la mesa presidencial, la tarta, los novios cortandola... Pero, si puede (y su imaginación se lo permite) sálgase un poco de lo habitual. Fotografíe también los pequeños detalles, como los muñecos que se colocan sabre la tarta y demás. Suelen ser elementos muy significativos de gran valos sentimental para los novios.
EL FIN DE FIESTA
Desparrame total. Si ha conseguido contenerse de aceptar las continuas invitaciones a tomar alguna copa, y aun conserva serenidad como para mantener la cámara y enfocar sin peligro, puede disponer de numerosas ocasiones para captar imágenes divertidas y espontáneas.
Ejemplos: el sorteo de la liga de la novia, la subasta de la corbata del novio, los suegros respectivos que, irremediablemente, se sentirán veinte años más jóvenes y comenzarán a bailar de modo desenfrenado, y cosas así.
Parece claro que fotografíar una boda no es sencillo, pero tampoco es una empresa imposible. Si lo va a hacer, tómeselo en serio. Prepárese, infórmese, lea libros, asista a bodas, actúe como un profesional. Si no se siente capacitado o no está muy seguro de poder hacerlo, recuerde que no es momento para experimentar, y delegue la labor en un auténtico profesional.
Felicidades... y que vivan los novios.
FUENTE: FOTO
FOTOS: STUDIOS LERA
Aquí encontrarás nuevos cursos.