MIGUEL PEREZ GILABERTE
El obturador es un mecanismo formado por unas cortinillas y un temporizador que controlará la velocidad a la que se deben mover estas cortinillas y, por lo tanto, determinará el tiempo en que la imagen absorverá la luz.
ESCOGER LA VELOCIDAD DE LA CAMARA
El obturador no solo determina el momento concreto en el que la película se expone a la luz, también el tiempo que dura la impresión de la imagen. Aquí es donde están precisamente las posibilidades de juego creativo que nos puede dar el obturador.
Por ejemplo:
¿Captamos el dinamismo de unos boxeadores, fotografiando el "rastro" de su movimiento, o congelamos el puño del púgil justo cuando impacta en el rostro del adversario?.
Deberemos ser nosotros mismos los que determinemos el punto de vista que queremos captar. Como siempre, la subjetividad del fotógrafo es esencial. Si su cámara tiene el programa automático de exposición de prioridad a la velocidad de obturación, bastará con ajustar ésta para que el diafragma se abra al número f adecuado. No deberemos caer, pues, en el error de dejar que la cámara lo "haga todo".
Deberemos ser nosotros mismos los que determinemos el punto de vista que queremos captar. Como siempre, la subjetividad del fotógrafo es esencial. Si su cámara tiene el programa automático de exposición de prioridad a la velocidad de obturación, bastará con ajustar ésta para que el diafragma se abra al número f adecuado. No deberemos caer, pues, en el error de dejar que la cámara lo "haga todo".
- Si estámos haciendo uso de un tele largo, será muy probable que la foto salga movida si no disparamos como mínimo a la inversa de la distancia focal del objetivo en cuestión. Por ejemplo, mientras para un objetivo gran angular de 20 mm. la velocidad mínima de obturación será de 1/20 seg. para un tele de 300 mm. será de 1/300 seg. y así sucesivamente. Si utilizamos un trípode o cualquier otro soporte, estas velocidades podrán ser algo más lentas.
- Otra función de una alta velocidad de obturación es evitar que los elementos de la foto salgan movidos, además de captar el momento fugaz de la instantánea.
Pero junto con la velocidad de obturación hay otros elementos que también influyen en la congelación del movimiento. No es lo mismo un chaval que pasa corriendo a dos metros de la cámara que un coche que se desplaza velozmente a varios kilómetros de distancia. Cuanto menor sea la distancia que existe entre el motivo y la cámara, más rápida deberá ser la velocidad de obturación para congelar el movimiento.
En el ejemplo comentado sería más fácil aislar el movimiento del veloz automóvil que hacerlo sobre el chaval que corretea, a pesar de que la velocidad del primero sea mucho menor que la del segundo. Tampoco es lo mismo fotografiar un sujeto en movimiento con un gran angular que con un teleobjetivo. Al ser mayor los grados que cubre el gran angular, el espacio comprendido será mayor y, por lo tanto, la velocidad del sujeto será relativamente menor. Pero con un teleobjetivo, que cubre muy pocos grados, el ángulo de visión será tan cerrado que nos costará mucho mantener encuadrado el motivo en movimiento y la velocidad del mismo será trepidante.
Un último factor que influye en la captación del movimiento es la dirección de la trayectoria. No es lo mismo fotografiar un tren que viene hacia nosotros que hacerlo de lado, de forma perpendicular a su trayectoria.
Por otro lado, quizá deseemos captar el movimiento y reflejar el dinamismo de una determinada actividad. Para ello utilizaremos velocidades lentas de obturación para que las figuras queden difusas.
También tendremos que proporcionar a la cámara una firme sujección, de manera que no se produzcan vibraciones durante la exposición.
Para ello recurriremos a un trípode o monopié.
Como alternativa podremos utilizar como apoyo la propia bolsa de la cámara, una pared, el quicio de una puerta, el respaldo de una silla o incluso el suelo.
Otra manera de utilizar el obturador de manera creativa es hacer lo que llamamos barrido y efecto zoom.